28th of Last Seed - Agosto, 3E433
Años de preparación me habían enseñado a dormir en cualquier circunstancia, en mi antigua profesión dormir es un lujo, el arma en la mano y la armadura puesta remplazan almohada y manta, tu vida depende de poder estar alerta y listo a la batalla. Ahora no, la amenaza es igual o mayor, pero ahora duermo, lo hago en el piso y arrinconada en una esquina buscando pasar desapercibida como los animales acechados buscando refugio, he dejado de ser el cazador y me he convertido en la presa.
"Vilverin, noreste de la ciudad. cerca de tu... salida."
Una nota bajo la puerta que congela la sangre en mis venas, no por sus implicaciones sino por que nunca escuche llegar al mensajero, y con la mision que el emperador me ha confiado no podía darme el lujo de rechazar esa amenaza, alguien me vio salir de la prisión y ahora quiere algo a cambio, despues de todo exotrsionar a un profugo es el negocio más sencillo.
Estando en el distrito del mercado mi mejor opción era cambiar mis armas oxidadas por unas mejores al igual que mi armadura, mis medios no eran muchos pero pense que tal ves después de esta visita mi situación mejoraría. Puedo ser la presa en mis pesadillas pero despierta puedo engañarme a mi misma.
Sin embargo, exagere mi propio papel, la arrogancia de mis actitudes me señalo entre los comerciantes, tenian problemas y yo podria ser la persona que necesitaban, a mi viejo maestro siempre le hizo gracia mi facilidad para meterme en problemas ajenos.
Para el Vilverin no hize plan alguno, ellos querian verme, yo no queria que se supiera que me habian visto. Solo existia una solución posible. Los guardias exteriores no fueron problema por lo que envalentonada por ese hecho me adentre en la estructura sin tomar mis precauciones. Esa estupidez casi me cuesta la vida, trampas junto con otro centinela fueron suficientes para alertarlos de mi presencia, cerca de una docena de bandidos me salieron al encuentro pero las tacticas de combate enzeñadas en La Orden tomaron la ventaja, un pasillo estrecho me sirvio para enfrentarlos de uno o dos a la vez y despues de los primeros muertos los demás tomarón su tiempo para atacarme. A los últimos tuve que ser yo la que los perseguia.
Limpiar el primer nivel no fue tan complicado, recogi armas, ropas y el oro que tenian pero entre las posesiones de uno de ellos encontre un pequeño diario, al parecer los bandidos tenían miedo de su propia guarida y solo algunos de ellos habian bajado a explorar los siguientes niveles. No podia dejar nada al azar, si queria tener la seguridad de no ser perseguida tendría que lidiar también con ese grupo.

En el segundo nivel un cuerpo destrozado me sirvió de aviso, alguien se me había adelantado.Ya no era solo el encubrir mi escape, la curiosidad y el reconocer el tipo de maldad a la que me enfrentaba guiaban mis pasos. No tarde mucho en confirmar mis sospechas al verme atacada por esqueletos y zombies, el cansancio de la noche anterior se desvanecía y parecía que el tiempo regresaba, que recorría un sendero ya antes transitado. El motivo que me impulsaba a continuar ya no importaba solo quería confirmar con mis propios ojos mis sospechas.
Encontré a un pequeño grupo de bandidos refugiados en una pequeña sección de la estructura y por alguna razón los aterrorizo mas ver una figura humana que los peligros de los que se escondían, carentes de fuerzas y con un ataque desorganizado me fue fácil acabarlos. Al parecer llevaban varios días atrapados. Casi sentí lastima por ellos. Entre sus posesiones se encontraba una extraña figura a la cual ahora observo. Me intriga y me propongo averiguar más sobre ella.
Después de esto decidí continuar al siguiente nivel de la estructura, había pasado casi un día entero peleando pero mi curiosidad era mayor a mi cansancio. Sorteando otra serie de trampas finalmente llége al corazón de la estructura y al causante de la maldad que impera en el Vilverin. El hogar de un nigromante.
Pude verlo practicando su magia, creando mas vida sin vida ejercitando sus poderes. Por un momento pense en salir de mi escondite y enfrentarlo, enfrentar una parte de mi pasado, cuando escuche una respiración entrecortada, se escuchaba cerca y sin embargo no podia ver nada, una serie de pisadas se acercaban al lugar de mi escondite.
Quize tomar mi espada pero mi mano solo encontro el amuleto, como si hubiera sido atraida por el mismo, mi puño se cerro sobre la cadena que lo sostenia y la piedra parecia pesar más a cada momento, como si quisiera evitar que me moviera. Aún luchaba yo con esa sensación cuando de una esquina salio un viejo lobo fantasmal. El animal era enorme y a pesar de su piel translucida se podia distinguir la sangre en sus colmillos, eso y un pedazo de armadura de uno de los bandidos muertos por mi mano. Al parecer el animal me seguia.
No tuve más remedio que retirarme, con el amuleto a cuestas y la falta de fuerzas en las que me encuentro sería imposible salir con vida. No me enorgullesco y se que mas adelante tendre que regresar a ese lugar. Me consuelo a mi misma pensando que ya nadie sabe que escape de la prision, pero me averguenza saber que la maldad vive en el corazon del Vilverin.
Vive por que yo no tuve la fuerza para acabarla.
Años de preparación me habían enseñado a dormir en cualquier circunstancia, en mi antigua profesión dormir es un lujo, el arma en la mano y la armadura puesta remplazan almohada y manta, tu vida depende de poder estar alerta y listo a la batalla. Ahora no, la amenaza es igual o mayor, pero ahora duermo, lo hago en el piso y arrinconada en una esquina buscando pasar desapercibida como los animales acechados buscando refugio, he dejado de ser el cazador y me he convertido en la presa.
"Vilverin, noreste de la ciudad. cerca de tu... salida."
Una nota bajo la puerta que congela la sangre en mis venas, no por sus implicaciones sino por que nunca escuche llegar al mensajero, y con la mision que el emperador me ha confiado no podía darme el lujo de rechazar esa amenaza, alguien me vio salir de la prisión y ahora quiere algo a cambio, despues de todo exotrsionar a un profugo es el negocio más sencillo.
Estando en el distrito del mercado mi mejor opción era cambiar mis armas oxidadas por unas mejores al igual que mi armadura, mis medios no eran muchos pero pense que tal ves después de esta visita mi situación mejoraría. Puedo ser la presa en mis pesadillas pero despierta puedo engañarme a mi misma.
Sin embargo, exagere mi propio papel, la arrogancia de mis actitudes me señalo entre los comerciantes, tenian problemas y yo podria ser la persona que necesitaban, a mi viejo maestro siempre le hizo gracia mi facilidad para meterme en problemas ajenos.
Para el Vilverin no hize plan alguno, ellos querian verme, yo no queria que se supiera que me habian visto. Solo existia una solución posible. Los guardias exteriores no fueron problema por lo que envalentonada por ese hecho me adentre en la estructura sin tomar mis precauciones. Esa estupidez casi me cuesta la vida, trampas junto con otro centinela fueron suficientes para alertarlos de mi presencia, cerca de una docena de bandidos me salieron al encuentro pero las tacticas de combate enzeñadas en La Orden tomaron la ventaja, un pasillo estrecho me sirvio para enfrentarlos de uno o dos a la vez y despues de los primeros muertos los demás tomarón su tiempo para atacarme. A los últimos tuve que ser yo la que los perseguia.
Limpiar el primer nivel no fue tan complicado, recogi armas, ropas y el oro que tenian pero entre las posesiones de uno de ellos encontre un pequeño diario, al parecer los bandidos tenían miedo de su propia guarida y solo algunos de ellos habian bajado a explorar los siguientes niveles. No podia dejar nada al azar, si queria tener la seguridad de no ser perseguida tendría que lidiar también con ese grupo.

En el segundo nivel un cuerpo destrozado me sirvió de aviso, alguien se me había adelantado.Ya no era solo el encubrir mi escape, la curiosidad y el reconocer el tipo de maldad a la que me enfrentaba guiaban mis pasos. No tarde mucho en confirmar mis sospechas al verme atacada por esqueletos y zombies, el cansancio de la noche anterior se desvanecía y parecía que el tiempo regresaba, que recorría un sendero ya antes transitado. El motivo que me impulsaba a continuar ya no importaba solo quería confirmar con mis propios ojos mis sospechas.
Encontré a un pequeño grupo de bandidos refugiados en una pequeña sección de la estructura y por alguna razón los aterrorizo mas ver una figura humana que los peligros de los que se escondían, carentes de fuerzas y con un ataque desorganizado me fue fácil acabarlos. Al parecer llevaban varios días atrapados. Casi sentí lastima por ellos. Entre sus posesiones se encontraba una extraña figura a la cual ahora observo. Me intriga y me propongo averiguar más sobre ella.
Después de esto decidí continuar al siguiente nivel de la estructura, había pasado casi un día entero peleando pero mi curiosidad era mayor a mi cansancio. Sorteando otra serie de trampas finalmente llége al corazón de la estructura y al causante de la maldad que impera en el Vilverin. El hogar de un nigromante.
Pude verlo practicando su magia, creando mas vida sin vida ejercitando sus poderes. Por un momento pense en salir de mi escondite y enfrentarlo, enfrentar una parte de mi pasado, cuando escuche una respiración entrecortada, se escuchaba cerca y sin embargo no podia ver nada, una serie de pisadas se acercaban al lugar de mi escondite.
Quize tomar mi espada pero mi mano solo encontro el amuleto, como si hubiera sido atraida por el mismo, mi puño se cerro sobre la cadena que lo sostenia y la piedra parecia pesar más a cada momento, como si quisiera evitar que me moviera. Aún luchaba yo con esa sensación cuando de una esquina salio un viejo lobo fantasmal. El animal era enorme y a pesar de su piel translucida se podia distinguir la sangre en sus colmillos, eso y un pedazo de armadura de uno de los bandidos muertos por mi mano. Al parecer el animal me seguia.
No tuve más remedio que retirarme, con el amuleto a cuestas y la falta de fuerzas en las que me encuentro sería imposible salir con vida. No me enorgullesco y se que mas adelante tendre que regresar a ese lugar. Me consuelo a mi misma pensando que ya nadie sabe que escape de la prision, pero me averguenza saber que la maldad vive en el corazon del Vilverin.
Vive por que yo no tuve la fuerza para acabarla.

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